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Sebastián R.R. – Conoce Letrán

Nos reunimos con Sebastián R.R., un cineasta, colaborador y amigo de la editorial. Hablamos de la intuición en el trabajo creativo, de los proyectos que se avecinan y de los memes borgianos (los mejores memes del Internet)

Sebastián R.R., cineasta, académico, amigo y colaborador de Tipografía de Letrán, nos abre las puertas a su fascinante universo creativo. En esta conversación íntima con Mel CC Alarcón, Sebastián comparte su visión sobre la relación entre cine y literatura, la naturaleza de sus procesos creativos y su enfoque meticuloso para abordar proyectos que oscilan entre la ficción histórica y los experimentos formales más vanguardistas. Con una carrera que transita entre la dirección, la escritura de guiones y la enseñanza, Sebastián dialoga sobre cómo la lógica audiovisual y la narrativa literaria convergen para construir obras que son tanto intelectuales como profundamente sensibles.

© Sebastián R.R., fotograma de Tlön, 2025.

Mel CC Alarcón: ¿A qué te dedicas además de la editorial?

Sebastián R.R.: Principalmente me dedico a ser cineasta de forma independiente, ya sea en la escritura de mis guiones o por encargo, en solitario o con colegas. También me dedico a la postproducción y a la edición. Ahí por encargo, aunque he llegado a editar mi material. Y en la producción me dedico principalmente a la dirección de mis propios proyectos, uno que otro por encargo, y a la asistencia de dirección en cine y televisión.

Esto último se trata de hacer el nexo de lógica y logística, entre la propuesta creativa del director y su equipo, con las condiciones de producción. El asistente de dirección se encarga de planear qué se filma, en qué orden, dónde y demás; y, ya en la locación o en la filmación, de llevar la comunicación de la información, y la batuta del ritmo del rodaje, para que el director pueda concentrarse sólo en la parte artística, en supervisar su cuadro, en la dirección de actores, etc.

Y además de eso, soy docente en cine desde hace ya casi cuatro años en distintas universidades, en las áreas de guion y realización y apreciación cinematográfica. He trabajado en la UNIAT, en la UNAM, mi alma máter, en la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas, antes CUEC, en la Facultad de Cine aquí en Ciudad de México, que es una escuela independiente, y en Mantik Filmica, que es una escuela donde se ofrecen diplomados y talleres de cine. Básicamente esa es mi actividad profesional, y en la vida personal trato de pasarla bien.

MCCA: Me mencionaste que habías trabajado como asistente de dirección y que eso tiene mucho que ver con la logística y me preguntaba si es que eso, toda esa logística y la estructura, te ha ayudado en tu trabajo creativo, además de simplemente trabajarlo como asistente de dirección.

SRR: Pues sí, porque a final de cuentas yo soy alguien a quien le gusta mucho tener un método de trabajo, un proceso determinado, porque me ayuda a tener una base, y el trabajo creativo es muy intuitivo por su propia naturaleza.

Para mí, la intuición tiene que ver con que haya una conexión de dos conceptos que a priori no están relacionados o de dos neuronas que están haciendo sinapsis de forma casi aleatoria y eso es un proceso aleatorio, justamente, e intuitivo que se puede facilitar si hay una metodología de trabajo que permite dotar al trabajo de etapas y de un proceso. Entonces, en mi enfoque como artista, sí me ha ayudado este pensamiento logístico-procesual para facilitar mi trabajo. Al menos es mi método.

MCCA: Para ti, ¿cuáles son las áreas más relevantes donde se superponen o traslapan la literatura y el cine?

SRR: Claro. Principalmente está el aspecto de la trama – que no toda la literatura cuenta historias ni tampoco todo el cine -, pero los que lo hacen, lo hacen con mecanismos muy similares. Los dos presentan sucesiones de hechos con un sentido. La principal diferencia es que la literatura lo hace mediante la palabra y todas sus características, el léxico, los tiempos verbales, las voces narrativas, el estilo literario propiamente dicho; mientras que el cine lo hace mediante la representación de acciones en imágenes y sonidos puestos en un tiempo, en una duración. Esa es la principal diferencia, pero, cuando narran historias, lo hacen mediante mecanismos muy similares.

Por otra parte, siento que también el cine puede contener dentro de sí aspectos muy literarios, ya que se puede utilizar una voz o incluso se puede poner texto en pantalla. Ahora, cuando la literatura forma parte del cine en ese sentido, es un elemento más dentro del montaje, que es una de las características básicas del cine, que, a través de la yuxtaposición de elementos visuales, sonoros y su duración y ordenamiento, significa.

En cambio, la literatura, ahora que lo reflexiono, la literatura puede ser muy cinematográfica también, justo cuando narra mediante imágenes y sonidos. Hay quien dice que el cine es anterior al cine; eso tampoco es idea mía, lo dice André Bazin, si no me equivoco, y lo repitió mi maestro Jorge Ayala Blanco, historiador y crítico de cine mexicano. El cine está desde que se buscaba representar el movimiento mediante imágenes y sonidos. Y en lo literario podría decirse lo mismo.

Hay quien lo discute, quien dice «el medio principal son palabras, es literatura», pero justo allí está el asunto. Por ejemplo, ¿un guion es literatura o es cine? Yo creo que es un híbrido, porque hay guiones que tienen su propio estilo al ser escritos y que resulta atractivo de leer, pero un guion también es, en teoría, una herramienta para producir una película, no es una obra acabada. Y aun así se han publicado guiones cinematográficos a lo largo de la historia para que el público compre como si fueran obras literarias, en formato de libro.

MCCA: Claro. Tienes mucha razón, porque si me pongo a pensarlo, yo que estoy estudiando narrativa ahora, nos han puesto ideas de McKee, que tocan al guion, para explicar la noción de deseo.

SRR: Es interesante lo de McKee, porque su libro en inglés se llama Story, entonces trasciende el guion como tal, ¿no? Aunque su libro está muy enfocado en cine, pues él plantea que esto no es sólo para representación cinematográfica. Afirma que sus conceptos son aplicables a literatura y al teatro, aunque, en realidad, su base conceptual y metodológica es la cinematográfica y, sobre todo, la cinematográfica aristotélica. Él menciona conceptos como la minitrama y la antitrama, que se salen un poco de esta lógica aristotélica, pero siempre por oposición a ella. La base es el relato planteado por Aristóteles en la Poética.

MCCA: Me mencionaste en alguna ocasión el manga Look Back, que recién ha adaptado al cine.

SRR: Ah, claro, sí. Bueno, dime la pregunta y retomo lo que había dicho.

© Sebastián R.R., 2023.

MCCA: Hablaste de Look Backen contexto de lo que es el metatexto. Yo estoy familiarizada con tu obra y con tus intereses, y me interesaba saber ¿hasta qué punto lo metatextual te interesa como creador? Porque, por ejemplo, sé que has adaptado a Borges en un cortometraje hace poco, y Borges es un gran referente de la metatextualidad en la literatura.

SRR: Claro. Lo metatextual tiene que ver con una conciencia del propio texto. Para mí, al menos. Hay un distanciamiento del texto, ya sea porque se hace una construcción de un texto dentro del texto, o porque hay ciertos mecanismos que te recuerdan todo el tiempo que estás leyendo una ficción, y entonces hay una especie de alejamiento de la inmersión que se podría lograr. Muchas veces este texto dentro del texto busca el efecto contrario, una mayor inmersión, porque te sitúa en el mismo plano que los personajes que están atestiguando la historia. Éste es un mecanismo antiquísimo, pues en La Ilíada o en Las Mil y Una Noches ya se hace, ¿no? Esto de que un personaje escucha otra historia. Te narran esa historia y luego regresas a la historia base desde la que te la estaban narrando, este asunto de los niveles narrativos.

Me interesa mucho la metatextualidad entendida sobre todo como un juego. Yo lo veo mucho como una estructura muy lúdica. Es como un juego de gato y ratón con el lector o espectador, de que cache cuáles son los parámetros. ¿Por qué se está haciendo este juego? Para decidir cuándo se entra y cuándo se sale de un nivel y cómo está funcionando esa yuxtaposición. Es, al menos, como yo lo disfruto, este juego interpretativo y de tratar de controlar el flujo de información.

Respecto a Look Back, mencionaba algo que me pareció muy interesante cuando releí ese manga de Tatsuki Fujimoto. Hicieron una adaptación al cine y, aunque me gustó la película, me gustó más el manga. La historia trata de dos niñas japonesas que quieren ser mangakas en el rural japonés. Varias páginas del manga son dibujadas por los propios personajes dentro de la historia y entonces hay un asunto de equiparación de plano en cuanto a que tú lees esa página en tu libro-objeto-manga y en el siguiente panel es el personaje leyéndolo. Entonces tú te pusiste, o más bien te puso el mangaka Tatsuki Fujimoto, en el mismo plano sensorial que el personaje.

Ahí hay un asunto de involucramiento de lector y ese tipo de juegos a mí me interesan mucho. Es algo que intenté replicar en mi película, Tlön, adaptación del cuento «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius», de Jorge Luis Borges porque es un mecanismo que utiliza el autor. Ese cuento, bien mencionaste, es un referente de la metatextualidad, pues plantea la existencia de una enciclopedia de un mundo fantástico que se apodera de la realidad. El texto involucra al receptor en la propia lectura que hace Borges. Borges lee y Borges te relata lo que él leyó a manera de síntesis y, entonces, te equipara a él, te pone en su mismo lugar, al mismo tiempo que te aleja porque no hay una trama muy desarrollada. Sí hay una sucesión narrativo-dramática, pero es muy pequeña, en realidad.

En realidad, el corazón del relato es la explicación de este concepto, de qué es Tlön. De ahí surgen los juegos metatextuales, como poner citas al pie de página en un cuento, y muchas de esas citas incluso él se las inventa y las mezcla con citas reales. Ahí hay un juego metatextual y yo intento replicar eso en mi película, pero de forma cinematográfica.A través de un juego con las formas de representación cinematográficas.

De repente – pequeño spoiler -, por ahí del minuto tres, la película se pausa, se minimiza una ventana, vemos la pantalla de una computadora y hacemos un cambio de tiempo a un personaje en los años 2020, que acaba de ver un video que es un montaje que nosotros vimos como si fuera un proceso mental de Borges. No cuento más, pero pues justo es una búsqueda que a mí me interesa mucho, la metatextualidad.

No sé si mi siguiente proyecto lo haría tan metatextual. Creo que no, porque ya tengo escrito un guion, pero igual hay un juego con los planos narrativos y la relatividad de la narración de los hechos.

MCCA: Ahora que estamos hablando de proyectos a futuro, tengo una pregunta que es ¿qué proyectos visualizas en el horizonte?

SRR: Justo hoy, en un rato, voy a verme con un amigo. De hecho, tengo que irme como en unos diez minutos, porque estamos escribiendo un guion de ficción basado en unos asesinatos seriales en los años ’60 en el estado de Tamaulipas, aquí en México. Estamos desarrollando ese guion por nuestra cuenta. También estoy preparando con un colega un guion del que ya terminamos una primera versión. Es una comedia de vampiros, de lo que en México ahora se le conoce como whitexicans, es decir, estas clases sociales adineradas, herederas criollas, que suelen ser justo muy blanqueadas. Ellos son los antagonistas. Allí hay un juego metatextual también, porque la película empieza como una comedia romántica de clases sociales, un género que es muy comercial aquí en México en los últimos 10 años, 15 ya casi, y da un giro hacia comedia slasher. O sea, hay un giro también ahí metatextual.

Esos son dos proyectos que estoy coescribiendo con un par de amigos, y, a nivel personal, próximamente voy a filmar un corto que va a funcionar como prueba del largometraje que me gustaría que fuera mi ópera prima. Es una historia sobre la Guerra Chichimeca, un conflicto que ocurrió en lo que ahora es San Luis Potosí, mi estado natal, entre 1545 y 1595. En la zona de San Luis y Zacatecas, que es un paraje algo desértico del centro-norte del país, se descubrieron minas de plata en aquellos años. Los españoles y sus aliados, las tlaxcaltecas y pueblos circundantes, fueron a colonizar por allí y se enfrentaron con los pueblos locales, que eran los chichimecas. Éste es un término genérico para varios pueblos de la zona: zacatecos, huachichiles, etc., que eran unos pueblos nómadas, y ese intento de colonización llevó a un conflicto que se alargó durante 50 años. Ese es el marco referencial del corto y del largometraje que quiero filmar, pero dentro ocurren pequeñas historias.

No es como que yo plantee la solución al conflicto en ese sentido; digo, la solución histórica fue muy interesante: no se solucionó mediante la guerra, porque nunca lograron someter a estos pueblos, al ser nómadas, sino que los españoles tuvieron que negociar la paz con ellos. Tuvieron que ofrecerles recursos a cambio de que se cristalizaran y se sedentarizaran, y privilegios legales sobre las tierras y demás. Ese es el marco histórico, y el género en el que se van a inscribir los dos filmes es el western. Quiero hacer unos westerns del siglo XVI de las fuentes de la Guerra Chichimeca. Ésos son mis siguientes proyectos cinematográficos al mediano plazo.

MCCA: Qué interesante, estoy muy emocionada por verlos. Como tienes el tiempo limitado, voy a intentar escoger la pregunta que me parezca mejor para cerrar la entrevista. A ver, de todo lo que tengo… tengo una que… bueno, te voy a dar a escoger. ¿Quieres la que es un poco más liviana o quieres una que sea más heavy?

SRR: A ver, más heavy.

MCCA: ¿Por qué escogiste el cine y lo audiovisual como medio artístico? Entre todas las artes que podrías haber escogido, ¿por qué el cine?

SRR: Ok… ok, eso es interesante, porque, además, yo escribo también. Y, de hecho, antes de entrar en cine, estudié literatura un semestre, literatura francesa en la UNAM, y siempre he sido muy cercano a la literatura. Me encanta leer, y también he escrito un poco, pero, cuando yo era joven, yo no sabía que quería ser artista.

Siempre tuve una parte medio creativa en mí, pero pues uno no sabe por dónde van los caminos. Yo originalmente quería estudiar o arqueología o biología cuando era adolescente. Pero ocurrió que, en una clase en la preparatoria, en lo que en España sería el bachillerato, para clase de historia nos pidieron hacer un cortometraje como parte de la evaluación de las actividades del bimestre. Y mis compañeros de equipo dijeron «pues Sebastián, tú escríbelo y dirígelo». Lo hice y le agarré mucho gusto. Me puse a investigar y a ahondar en hacer cine, dónde se podía estudiar y tal. Me metí a unos talleres y me enamoré.

Le descubrí mucha potencia a la imagen cinematográfica como forma de expresión. Y, además, se trataba de algo que para mí era muy intuitivo, vivimos en una cultura muy audiovisual. Otro aspecto mío que no comenté: también he dado clases en carreras de producción de videojuegos. Y, de hecho, coordino un coloquio en la UNAM sobre la relación entre cine y videojuegos como medios, como artes y como industrias. Ya tuvimos dos ediciones, vamos para una tercera.

Me vi muy implicado y me sentí muy cómodo aprendiendo las distintas formas de expresión audiovisual. El cine, y el audiovisual en general, funcionan un poco con la lógica de los sueños. Hay una recreación sensorial de la realidad y una impresión temporal. Es decir, esa recreación de imágenes y sonidos deja una marca en cómo sentiste ese recuerdo. También tiene que ver mucho con la memoria. La literatura también, pero el cine es más directo. La literatura puede ser un poco cerebral, que a mí me encanta eso, pero el cine tiene esta cualidad, da una impresión muy directa. No necesitas a veces estarlo interpretando tanto.

Es irónico, porque la película que acabo de filmar es muy, muy intelectual. De hecho, es una crítica que me llegaron a hacer, que podía ser una película un poco fría. Hay quien dice que no, eso ya lo decidirá el espectador. Básicamente por eso fue que me decidí al cine. Me encontré de forma muy natural en sus medios expresivos. También he de decir que el cine requiere cierto callo en cuanto a que la producción audiovisual no es sencilla. Requiere la coordinación de muchas personas y medios.

En ese sentido, hay algo que decimos aquí en el medio cinematográfico: hay gente que luego se vuelve adicta a los rodajes. Porque hay mucha adrenalina y mucha dopamina. Por tantas personas involucradas, el tiempo límite. Porque pues tiempo es dinero con tantas personas allí. Y hay gente que se vuelve muy adicta a esa adrenalina y les gusta. A mí también me gusta, aunque también me gusta tener tiempo de pensar mis proyectos. Siento que tengo un carácter algo extrovertido y el cine me permite crear en colaboración. Creo que por ahí fue que me clavé tanto.

© Sebastián R.R., Leandro Sícolo como Borges, en un fotograma de Tlön, 2025.

MCCA: Gracias, Sebastián. Ahora sí para terminar, 100%. Me he quedado con las ganas de plantearte la pregunta que quería hacerte, la liviana.

SRR: Dale.

MCCA: ¿Por qué los memes de Borges son los mejores memes del Internet?

SRR: [Se ríe.] Pues porque juegan con el contexto, ¿no? O sea, estos memes… Borges tiene un asunto de que habla a veces de forma muy solemne y trata temas muy densos, pero luego hace alejamientos irónicos o absurdizantes, como para balancear el tono de lo que está planteando. Siento que muchas veces Borges no da esa impresión, porque la parte densa intelectual pesa mucho, y estos memes a mí me encantan porque retoman y resignifican a Borges en otro contexto.Se burlan de la propia obra de Borges o de él en un homenaje cariñoso, diría yo. Es una forma de actualizar esta búsqueda formal y tonal que tenía Borges.

Y porque hay un asunto del chiste insider, ¿no?, del chiste privado que maneja mucho Borges en sus textos. Esos memes lo hacen igual. Es como un guiño para el lector del meme y los disfruto mucho, también como fan de Borges.

MCCA: Muy interesante lo que me has contado, Sebastián. Muchas gracias por tu tiempo y con eso cerramos.

SRR: Vale, gracias Mel, a ti por las preguntas. La verdad fue interesante. Bueno, pues que tengas bonita tarde allá en España. Y yo me retiro, que tengo que ver a este amigo mío en una estación de metro que está como a unos 15 minutos de mi casa. Que estés bien. Bye.

Desde los westerns históricos hasta los experimentos metatextuales, el trabajo de Sebastián R.R. expone al espectador a un contrapunto de tradición y ruptura en los códigos de su arte. Esta entrevista revela a un cineasta que se mueve con fluidez entre lo académico y lo artístico, entre el rigor metodológico y la chispa de lo intuitivo, y que aborda cada proyecto con una mezcla de entusiasmo y precisión casi quirúrgica.

Te invitamos a seguir explorando las mentes detrás de Tipografía de Letrán con las entrevistas a Diego Godián, editor de la revista Codex Sulpurista; Ámbar Téllez, asistente de dirección de la editorial; y Mayra Dávila, diseñadora y artista. Además, no te pierdas la conversación con Sacha Thomas, autora de Aguas y Cuaresmas, cuya obra encapsula muchas de las ideas que Sebastián explora en su cine. Cada entrevista es un viaje por las pasiones e ideas que conforman nuestra comunidad creativa.

Mel Alarcon
Mel Alarcon

De origen noruego-peruano, Mel CC Alarcón es la coordinadora de la sección latinoamericana de Tipografía de Letrán y la gestora de redes. Además de dedicarse a la editorial, escribe poesía y narrativa.

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